lunes, 27 de agosto de 2012




Foto: Cortesía de Santuario de Las Mercedes
(Caracas, 27 de agosto. Noticias24) - El arzobispo de Coro, Roberto Lückert, lamentó la situación que viven en la actualidad las familias falconianas afectadas por la explosión ocurrida en el Centro de Refinación Paraguaná.
En una entrevista para el diario La Verdad el religioso consideró que el Ejecutivo nacional no enfrenta ni habla con sinceridad sobre la tragedia: “Hay muchos más muertos y heridos de los que el Gobierno”, dice a partir de cuanto sabe de la zona.
Lea el trabajo completo publicado este lunes por el diario La Verdad:
Pánico, penetrantes olores, incontables desaparecidos, insuficiente personal y escasez de insumos médicos para atender con rapidez la emergencia. Así describió monseñor Roberto Lückert, arzobispo de Coro, la situación que viven en la actualidad las familias falconianas afectadas por la fuerte explosión del Centro de Refinación Paraguaná.
Entristecido por las muertes que enlutaron la tierra en donde ejerce sus labores, monseñor, en entrevista telefónica con el diario La Verdad, aseveró que el Ejecutivo nacional no enfrenta ni habla con sinceridad sobre la realidad de la tragedia suscitada en Punto Fijo.
Hay muchos más muertos y heridos de los que el Gobierno dice”. De acuerdo con el conocimiento que posee de la zona, agregó que con la explosión quedaron sectores completamente eliminados del territorio e innumerables personas desaparecidas, las cuales quizás nunca más sean vistas.
El fuego, recordó, arrasó con el Destacamento 44 de la Guardia Nacional Bolivariana (GNB) y con ello murieron no solo los oficiales, sino también sus familiares. “Hay casas que desaparecieron y edificios con fuertes daños”.
A juicio de Lückert, se trata de una “calamidad nacional” generada por la ligereza con la cual se maneja en la actualidad la empresa petrolera de la región. Mencionó que “la seguridad y mantenimiento” eran los principales principios que regían la refinería de alto riesgo y ambos se dejaron perder en los últimos 10 años.
“La industria petrolera poseía un organismo encargado de preparar a los trabajadores antes de ingresar a las plantas. Eso lo desaparecieron. Ahora se visten con camisas rojas y laboran sin tener las experticias y condiciones necesarias”.

Silenciosa escasez

Monseñor denunció que la región padece, además, de escasez de medicamentos y personal para atender a las personas afectadas en los diferentes ambulatorios y hospitales de la entidad.
Las familias le notificaron de la falta de insumos básicos como suero fisiológico, alcohol y gasas. Exhortó a la población de todo el país, incluyendo a las autoridades políticas, a prestar su colaboración con la donación de medicamentos y materiales para quienes perdieron su hogar y enseres.
Los párrocos de la Iglesia católica desconocen de cerca la situación. Según Lückert, los funcionarios de la Guardia Nacional, quienes resguardan las instalaciones de la refinería, les impiden continuamente el acceso a los que se acercan interesados por ayudar.
Pese a la negativa, las agrupaciones de Caritas Diocesana y Caritas Nacional están alertas para servir. “El Gobierno no acepta todavía las ayudas. Intentamos hablar en vano con el ministro Rafael Ramírez y el vicepresidente Elías Jaua”.
Aprovechó de hacer un llamado a cada uno de los funcionarios del Ejecutivo para que tomen consciencia sobre la tragedia y a partir de ahora se maneje con la misma la refinería de Paraguaná.

Tragedia

La madrugada del sábado, a la 1.11, se produjo una explosión en el bloque 25 de almacenamiento de la refinería Amuay, la mayor planta de su tipo en el país.
El centro tiene una capacidad de procesar 644 mil barriles de petróleo por día. Forma junto con Cardón y Bajo Grande el Complejo de Refinación de Paraguaná, el más grande del mundo con una capacidad conjunta de procesamiento de un millón 94 mil barriles de petróleo por día, del millón 434 mil barriles del país.
Con información de La Verdad

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