sábado, 9 de junio de 2012

PLAYAS DE SAN FRANCISCO


o. Antes nos decían cebolleros y comprábamos zapatos nuevos para ir a Maracaibo. Era algo así como ir hoy a Miami. Provoca risa recordarlo. Pero San Francisco tenía algo bueno que no tenía Maracaibo: SUS PLAYAS, eran un encanto sus aguas y sus cocoteros; el pararse frente a ellas y ver pasearse sobre las aguas cristalinas del lago, las piraguas y los barcos de madera, imágenes hermosas que aún recordamos. Los médicos recomendaban a los pacientes de asma venir a las playas de San Francisco a recibir su oxígeno y su belleza singular para que se curaran; mientras que Adelina Valbuena componía su hermoso vals San Francisco. Nosotros nos sentíamos "jochaos" al ver aquella muchedumbre de maracuchos pasearse desde la cañada La Silva hasta Bajo Grande. Pero, con el progreso San Francisco entregó como una recompensa infeliz la belleza, el aire refrescante y la salubridad de sus lindas playas. Los derrames petroleros, las industrias, y todo tipo de cosas fueron modificando con los años el panorama esplendoroso que teníamos, que queríamos y del cual nos ufanamos tanto. Hoy vivimos de espalda al hermoso lago de Maracaibo; y cuando vamos a sus playas tenemos que taparnos la nariz para no contaminarnos de tanta suciedad y malos olores. Entregamos sin proponernos el ambiente sano que teníamos en aras del desarrollo y la prosperidad mal entendida. Así son las cosas, así es la realidad de la vida.....JLFL.
o. Antes nos decían cebolleros y comprábamos zapatos nuevos para ir a Maracaibo. Era algo así como ir hoy a Miami. Provoca risa recordarlo. Pero San Francisco tenía algo bueno que no tenía Maracaibo: SUS PLAYAS, eran un encanto sus aguas y sus cocoteros; el pararse frente a ellas y ver pasearse sobre las aguas cristalinas del lago, las piraguas y los barcos de madera, imágenes hermosas que aún recordamos. Los médicos recomendaban a los pacientes de asma venir a las playas de San Francisco a recibir su oxígeno y su belleza singular para que se curaran; mientras que Adelina Valbuena componía su hermoso vals San Francisco. Nosotros nos sentíamos "jochaos" al ver aquella muchedumbre de maracuchos pasearse desde la cañada La Silva hasta Bajo Grande. Pero, con el progreso San Francisco entregó como una recompensa infeliz la belleza, el aire refrescante y la salubridad de sus lindas playas. Los derrames petroleros, las industrias, y todo tipo de cosas fueron modificando con los años el panorama esplendoroso que teníamos, que queríamos y del cual nos ufanamos tanto. Hoy vivimos de espalda al hermoso lago de Maracaibo; y cuando vamos a sus playas tenemos que taparnos la nariz para no contaminarnos de tanta suciedad y malos olores. Entregamos sin proponernos el ambiente sano que teníamos en aras del desarrollo y la prosperidad mal entendida. Así son las cosas, así es la realidad de la vida.....JLFL.

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